sábado, 16 de enero de 2010

Mind Stream

Este texto lo escribí en mi viaje de vuelta a Inglaterra. No está revisado intencionalmente para dejar los errores cometidos. Quizás sea de complicada lectura pero espero que les guste. Esta vez está sin fotos.

De regreso

Escribo desde mi asiento en el avión, el 34F. Empiezo mi regreso a la isla. Aquí el cielo es azul, con pinceladas de nube.

Jamás he visto la nieve, hace una semana el satélite tomo una fotografía de gran bretaña en la que se observa toda blanca, cubierta por la nieve. Tengo algo de miedo porque es la primera vez que voy a verla, pero también temo que no haya más nieve. No quiero regresar a ver el enlodado que, según me han dicho suele dejar la nieve. Creo que voy preparado para el clima frío. Estoy usando mis boxers regulares, pantalones térmicos, otros pantalones térmicos y mi pantalón de mezclilla. Un par de calcetas regulares. Otro par de calcetas hechas con lana de merino.

Debo apagar porque el avión se mueve.

Sí, de merino, al parecer esa palabra tiene uso y sentido en Europa. Les comentó que el despegue fue usual, siempre me ha emocionado el hecho de saber que voy en un vehículo tan pesado que es capaz de despegarse del suelo. Adoro los aviones. Me gusta como se ve la tierra desde arriba, me gusta ver las construcciones hechas por el hombre, sin ver al hombre. De igual manera me gusta ver como la naturaleza rodea las manchas urbanas.

El mar, el Atlántico, Azul, furioso, en calma. El Atlántico. El fin del mundo. Y las nubes que lo ocultan. Grises por abajo, opacas gruesas. Me gusta ver los agujeros en las nubes que dan paso a la vista de la tierra.

Ver qué pequeño es todo comparado con la naturaleza, con la tierra.

Pero bueno, volviendo a mi vestimenta También uso una camiseta de manga larga de algodón (la camiseta y la manga) una camiseta térmica, otra camiseta térmica, una playera de manga corta hecha en la Patagonia (no sé si el hecho de haber sido hecha en la Patagonia la haga resistente al frío o no). Y en la mochila, listo para ponerme traigo una sudadera de tela polar. Una camisa gruesa de pana y una sudadera. Junto a mí traigo mi amigo infaltable, el abrigo.

Para amenizar el viaje los sobrecargos pasan vendiendo bebidas, té, agua, refresco, alcohol. Me molestaría la vento de estos productos tan de primera necesidad si no fuera porque el boleto del avión me costó 99 centavos de Euro, más impuestos. Dos asientos atrás de mí un niño hace patente su descontento (supongo que le pareció excesivo pagar 3.5 libras por 25 ml de Johnny red) a gritos.

Sus gritos se disfrazan de llanto. Poco a poco noto como todos nos vamos alterando, no por empatía con el sufrimiento humano, sino porque ese sufrimiento nos provoca un malestar, lo consideramos contaminante.

Justo ahora no sé en qué parte del mundo me encuentre, no sé si esto sobre Portugal o sobre España, sólo tengo por seguro que estoy sobre Iberia. Me dijeron que el norte de Portugal estaba nevado. He visto ya la nieve otras veces, desde el avión, en la televisión, en los volcanes, pero nunca he pisado la nieve. Sin embargo, aquí sobre la iberia no he visto nada de nieve.

Las nubes me siguen pareciendo misteriosas. Entiendo el proceso físico, pero aún así me sorprende ver nubes amontonadas, primero como vagabundas solitarias, quizás alguna nube prostituta, y otras formando comunidades, ejércitos., océanos blancos que proyectan su sombra hacia la tierra. Sobre las montañas, pescando ciudades inmóviles.

El capitán acaba de describirnos la ruta que tomaremos. Ahora sé que estoy sobre España, vamos al norte, a Santander, volaremos sobre la costa norte de España hasta encontrar Francia. Cruzaremos el canal y volaremos por el oeste de Londres hacia el norte hasta llegar a Birmingham. Y conforme nos adentramos a Europa las nubes se cierran más, y pasan a formar un decorado, una especie de postre. Parece clara de huevo batida decorada con azúcar glass, sin embargo no se ven como merengues. Quisiera poder comer una para tratar de expresar su sabor. Estoy seguro que tendrían un sabor rosa acaramelado. En algunas partes forman surcos, como si fueran campo arado, preparado para la siembra. Pero a las nubes no les llueve, ellas llueven.

Pues bien, de momento corto este mensaje porque me quedan dos tercios de batería y quiero escribir algunas cosas más conforme vaya avanzando el viaje. Espero que la estación de trenes en Birmingham no esté cerrada.

Pues bien, mientras volamos por el canal de la mancha nos informaron que debido a la mala visibilidad en Birmingham vamos a tener un aterrizaje (en el agua creo que fue lo que entendí) pero que no nos espantemos, que es un procedimiento estándar. El problema con los estándares es que son muy variables. Las nubes ahora están arriba y abajo.

Soy una especie de jamón de sandwich. Y ahora todo va cambiando de color poco a poco. Como ya empezamos el descenso supongo que tendré que apagar la computadora en cualquier momento. Ahora veo como algunas nubes forman cascadas, está lloviendo en algunos puntos de lo que pensaba que era Francia pero que acabo de descubrir que es Inglaterra.

Y ahí se ve, el piso Blanco. Está nevando y veo nevar desde arriba. Se ven algunos lagos congelados. Es precioso, son campos de siembra nevados. Blancos, demarcados por algunas bardas. Desde acá arriba todo es precioso. Los campos que normalmente tienen diferentes tonos de verde y están bien delineados ahora tienen diferentes tonalidades blancas. Eso nunca lo había visto. Sólo había visto la nieve en las montañas. Las manos me sudan porque estoy ante una nueva realidad, me enfrento, de golpe, con lo desconocido.

Ahora nuevamente las nubes lo cubren todo y no se puede ver nada de lo que hay abajo.

Hace una semana el satélite tomó una fotografía de la isla en la que se ve toda la nieve, se ve la isla blanca. Lo que más me sorprendió de esa foto no fue ver la nieve desde el satélite, lo que me sorprendió es que no había nubes sobre Inglaterra. Algunas nubes dejan entrever algo blanco bajo ellas, pero yo no podría decir si son más nubes o es la tierra blanca.

Debo también decirles que tengo hambre, mucha hambre. Desayuné un pan, un vaso de leche y un Actimel. A las 7:50 de la mañana, ahora son 13:54 y no he comido nada, decidí no pagar 8 libras por un plato de comida de avión. Digo esto porque cuando veo hacia abajo, y veo las nubes e imagino la tierra, sólo pienso en la comida congelada que debe haber ahí.

Y empiezo a tener miedo del frío, quizás no es un miedo mío sino un miedo contagiado. Pero esta vez no es un miedo paralizante, tampoco es el miedo que llega con los años, por el contrario, es el miedo adolescente, y el ansia de descubrir algo novedoso.

Ya pregunté acerca del aterrizaje y no era “acuatic landing” sino “automatic landing” eso hace perfecto sentido. Ahora sólo queda confiar absolutamente en las computadoras. La visibilidad en el aeropuerto de Birmingham debe ser casi cero para que el piloto prefiera confiar en una máquina que en su experiencia.

Si la computadora no falla, esta entrada será publicada

Hay que apagar, nos vemos luego.

Increíble!!! y estoy en el tren, y todo es blanco a mi alrededor, los árboles muertos, el cielo es gris, pero el piso es blanco, los tejados de las casas son blancos (sin albur) los autos, blancos.... Las ramas de los árboles sostienen la nieve.

Ya toqué la nieve e hice una pelotita, pero no encontré la víctima perfecta así que la solté. Hizo un hoyo en el resto de nieve, fue increíble. La nieve es fría como era de esperarse, pero no como el hielo, se puede apretar, más o menos como en la pista de hielo cuando quedan esos pedacitos al rededor. Birmingham es una ciudad muy industrial, hay fábricas por todos lados, así que con la nieve en los techos de las fábricas me siento como en un cuento de Charles Dickens.

Paso junto a una pista de go-karts, obvio está cerrada, increíble como se ven las llantas cubiertas por la nieve. El canal tiene pedazos de hielo que flotan en él.

El cielo es gris. El piso blanco, las luces amarillas, son las 15:21 y el sol está por meterse, cuando llega a verse se ve casi como luna pequeña, cubierto por las nubes. Y sobre todo este paisaje el cuervo vuela y grazna, el cuervo copula y baila. Su graznido parece lamentar, pero es difícil adivinar que lamenta. Por el grueso de la nieve acumulada en los muros que protegen las vías del tren, estimo que ha de haber aproximadamente cinco cm de nieve.

Es verdad lo que me habían dicho, cuando la nieve es fresca se ve preciosa, pero la nieve sucia se ve horrible. Es café, parece lodo, sin duda tiene un aspecto desagradable.

Se acaba la batería, y yo tengo que partir. Los veré próximamente.

1 comentario:

Adri la miel dijo...

Eran 99 centavos de libra, pero está bien, que lo hayas dejado así, con errores. Lamento haberte contagiado el miedo, lamento que lo blanco se haya convertido en café lodoso. Pero me da gusto que hayas llegado a tiempo para ver los tejados cubiertos de nieve, la tierra cubierta de nieve. Y espero que un día no muy lejano, vuelvan a caer los copos del cielo y salgas y los sientas sobre el rostro. Aku cinta kamú hatiku.