domingo, 29 de mayo de 2011

Terminé y ¿luego? o vivir de la moneda

Ahora sí, por fin terminé la maestría, ahora sólo espero mi defensa que será el 8-9 de junio. Esta sensación de terminar algo y esperar lo que sigue siempre es extraña.

No creo que la vida se pueda dividir en etapas, porque no es un continuum, sino que saltamos de un momento a otro sin darnos cuenta. Retrocedemos y avanzamos, pero no a voluntad, de una forma no controlada, sino porque así ocurre. Así que ahora no sé hacia cuándo he de saltar ni desde donde. Me encuentro en ese limbo entre tener que tomar una decisión, meterme al río o simplemente usar una mente “no sé”.

Lo último ocurre, pero me preocupa, por lo que no puedo alcanzar ese punto de equilibro necesario para mover las cosas. Sé que quiero continuar mis estudios, pero no quiero seguir en una pausa vital. Quiero continuar la vida, pero no quiero dejar la academia. Conseguir un trabajo, buscar una familia, aumentar los temores, reducir los riesgos, y con ¿qué fin?

Hacer un viaje exterior, sin ningún fin, sin un propósito. Y es que el fin último de las cosas parece no existir, así como tampoco hay un verdadero principio. Me parece que sobrevaloramos lo que somos. El hecho de ser seres humanos no quiere decir que tengamos que actuar de forma muy diferente a lo que hace cualquier otro ser vivo. Es cuando creamos la noción de finalidad cuando nos engañamos y otorgamos a la vida, de forma absurda, un sentido, que a priori no lo tiene. Decidimos Post hoc ergo propter hoc, que debe existir un motivo en la vida, de otra forma el sufrimiento mismo de buscar la felicidad carece de sentido.

Paradójicamente, esta búsqueda de sentido nos motiva a encerrarnos en una cadena de sufrimiento, y nos hace creer que existe la libertad final y, al mismo tiempo, esa libertad coloca orden en la vida; en otras palabras, somos sometidos a una ordinalidad total.

Por otra parte, si decido creer que la vida no tiene ningún sentido y que lo único que me motiva a continuar es un instinto de supervivencia, me parece un camino aún lleno de mayor sufrimiento. No es porque no me parezca interesante la forma de ganarse la vida sin trabajar o buscar trabajos esporádicos de cualquier tipo para subsistir, lo que ocurre es que me parece una vida tan monótona y tediosa como la anterior.

La necesidad de elegir se vuelve, en este caso, imperante; no porque así lo quiera yo, sino porque de alguna forma he de seguir existiendo. Me gustaría seguir el consejo que otorga al final de su libro el escocés Irvine Welsh: “y ¿por qué tengo que elegir?”, sin embargo sé que en este momento algo tendré que hacer.

Creo que para tomar una decisión, tendré que hacer lo que hago en casos de suma importancia y es lanzar una moneda al aire y dejar que ella dicte mi camino. Al final, así terminé estudiando letras, de lo cuál no me arrepiento. Por lanzar una moneda es que empecé a trabajar en lo que ahora hago, así que de cualquier manera, tomar la decisión basada en una moneda ha funcionado hasta ahora, el truco está en ser fiel a lo que diga la moneda.

domingo, 13 de marzo de 2011

Atando cabos.

Tiene más de un año que no escribo ninguna entrada en el blog, no he tenido tiempo para mantenerlo fresco. Sin embargo, esta semana ocurrieron dos cosas, aparentemente, no ligadas entre ellas. Yo nunca he sido un verdadero seguidor de las teorías de conspiración, pero esta vez me parece que sólo pondré un poco de información y dejaré que ustedes decidan si hay o no relación entre una cosa y otra.

La primera de estas pasó el ocho de marzo, una extraña muerte masiva de anchoas y sardinas en las costas de Redondo Beach, California. La versión oficial fue que los peces murieron de forma natural por falta de oxígeno. Sin embargo siguen investigando otras posibles causas. Dicen que una repentina conglomeración de peces en esa área de la marina provocó que el oxígeno disponible se consumiera de forma más rápida, lo que provocó su muerte. Lo que no explican es por qué los peces decidieron nadar todos hacia el mismo lugar y al mismo tiempo.

El segundo hecho es el terremoto de Japón, ocurrido el 11 de marzo. Esta noticia no necesita una mayor explicación pues ya todo mundo lo sabe. Lo que me parece atípico de esto es la magnitud en daños provocados por el terremoto. Como de momento no tengo tiempo no me he puesto a investigar profundamente, pero de acuerdo con el periódico en línea Opinion.com.bo, “Por lo general, uno o dos terremotos de esta magnitud tienen lugar todos los años. Pero, incluso para un país como Japón, acostumbrado a este tipo de eventos, el sismo de este viernes es extraordinario.”

Este quedó registrado como el quinto terremoto más fuerte de la historia, cabe mencionar que los seis más fuertes que se han registrado ocurrieron después de la mitad del siglo XX y tres de estos han ocurrido después del 2000.

Pero, ¿qué tienen en común estas dos noticias? En realidad en apariencia nada, sin embargo hace algún tiempo escuché hablar de las ondas de frecuencia extra baja (ELF por sus siglas en inglés). Estas ondas son supuestamente utilizadas para obtener información atmosférica. No obstante, pueden ser utilizadas, al parecer, para producir algunos cambios en la ionósfera, lo que puede producir alteraciones en el ciclo climatológico natural de la tierra. Si en verdad estas ondas pueden controlarse con precisión, también podrían utilizarse para generar vibraciones en lugares donde la energía sísmica potencial es muy alta y generar temblores. Como no he hecho una investigación muy profunda pondré de referencia la página de wikipedia: Ondas ELF (en inglés).

No tengo pruebas de lo que digo, evidentemente, simplemente unos pequeños recuerdos de eventos. El año pasado, antes del temblor de Chile, los pájaros en Australia empezaron a caer muertos. También la aparición repentina de animales (sobre todo marinos) de alguna especie en zonas que no han sido su hábitat coincide con la ocurrencia de huracanes, tsunamis o terremotos. Entonces, atando cabos no relacionados entre sí, ¿será que los diferentes gobiernos están golpeando de esta manera a las economías emergentes y, de paso, cargándose al planeta?